Matar a la reina (Vikings 4×02)

Portada matar a la reina

Mientras Ragnar y Floki siguen con su desencuentro y Rollo continúa siendo todo un caballero con la princesa Gisla, Bjorn se ha echado al monte a pasar fresquillo y el rey Ecbert de Wessex hace de las suyas en Inglaterra. Como ya se hizo en la anterior entrada, no relataremos detalles de la trama más allá de lo estrictamente necesario, para no desvelar detalles a aquellas personas que sigan la serie. Podéis leer con tranquilidad.

Kattegat y su puerto a rebosar de barcos...¡Brutal!
Kattegat y su puerto a rebosar de barcos…¡Brutal!

Lo primero que nos ha llamado la atención en este capítulo son los tintes holiwoodienses con que se presenta a las tropas del rey Ecbert. Como si de un campo estadounidense de la Guerra del Golfo se tratase, una perfecta formación repite los movimientos de un instructor, dando por supuesta la existencia de soldados profesionales. Señores, ¡qué esto es la Alta Edad Media! Ni que decir tiene que el hecho de que vayan todos con relucientes armaduras de escamas y perfectos cascos se aleja bastante de una realidad en la que el cuero y, a lo sumo, alguna cota de malla, protagonizaban toda protección. Parece que se aproxima más a la imagen que actualmente se tiene de una legión romana, bien uniformada y de férrea disciplina.

Ahí los tenemos, practicando estocadas en grupo. Después, unas buenas mallas ¡y a clase de yoga!

Esta cagada metedura de pata contrasta con otro aspecto de la misma secuencia que sí está bien conseguido. Pese a ser la corte del reino de Wessex, el lujo de los edificios es bastante escaso. Podemos ver una pequeña fortificación de madera que sin duda consigue trasladar la poca riqueza de estas monarquías. Como decimos, contrasta que un rey que no puede costearse una gran fortificación tenga a todas sus tropas uniformadas y muy equipadas. Cualquiera diría que los ropajes de las tropas son más importantes que la integridad de la residencia real.

Ahí tenemos al rey y su hijo, entre unas m´s que modestas fortificaciones.
El rey y su hijo, entre unas más que modestas fortificaciones.

Sin salir de Wessex, el equipo de guionistas vuelve a obsequiarnos con una de cal y otra de arena. Los deseos de aprender el arte de la iluminación por parte de Judith, parcela cultural a la que se ha venido prestando atención en la serie de la mano del denostado Athelstan, chocan fuertemente en la mente de la sociedad que la rodea. La cara de sorpresa de cierto obispo es todo un acierto, si bien es muy poco probable que una mujer pudiera expresarse en aquella época en los términos en los que lo hace Judith y menos aún que la sociedad eminentemente patriarcal en la que vivía lo permitiera. No digamos ya el hecho de dedicarse abiertamente a la iluminación. Esto es utilizado en la serie para poner de relieve la escasez de libertades de las mujeres en un contexto como este, sometidas siempre a los designios familiares -también lo vemos en París-. Sin embargo, en este caso parece transmitirse la errónea idea de que con poder todo era posible, bueno, para ser más exactos, si un hombre de tu entorno detentaba dicho poder.

Judith
Judith transmitiéndole cortesmente a Prudentius sus inquietudes personales.

Siguiendo el orden cronológico del capítulo, nos trasladamos hasta París, en la que Rollo aparece presentando un plan de defensa contra futuras incursiones vikingas. Como todo lo que rodea a este personaje en la serie, es algo descontextualizado. Sí, Rollo –Göngu Hrólfr participó en la defensa de los territorios de la actual Francia ante los vikingos, y sí, París estableció un sistema de fortificaciones en el Sena tras al primer ataque vikingo en 845. Pero son dos hechos diferenciados y sin cadenas en medio del río. En Constantinopla unos siglos más adelante fueron muy útiles, pero aquí, bueno, digamos que se trata de una licencia artística que esperemos ayude a enriquecer la trama. Quedándonos con lo positivo, efectivamente París orientó una futura defensa de la ciudad basándose en la protección del río que por aquel entonces la rodeaba en su totalidad.

El Sena convirtiéndose en el Cuerno de Oro por indicación de Rollo.
El Sena convirtiéndose en el Cuerno de Oro por indicación de Rollo.

El capítulo le dedica unos minutos a la supervivencia de Bjorn en el duro invierno escandinavo, del que uno de los aspectos destacables es el método de pesca en el hielo que emplea, introduciendo un cordel con múltiples anzuelos en el agua líquida tras haber horadado la capa helada. Esta técnica recuerda casi de forma inmediata al mundo inuit americano, donde la pesca y caza de focas en agujeros en el hielo es, incluso hoy en día, algo habitual en invierno. No resulta raro que sea una técnica utilizada por otros pueblos árticos fuera de América. En el caso vikingo uno de los modelos tradicionales de pesca sería con sistemas de aparejo y redes circulares soltadas desde las embarcaciones, pero claro, cuando los fiordos y lagos se congelan hay que buscar alternativas.

Bjorn utilizando una técnica de pesca inuit.
Bjorn utilizando una técnica de pesca inuit.

Sin abandonar el norte, asistimos a una persecución -no diremos a quién por aquello de respetar la trama- en la que toman parte los niños del pueblo. Destaca el hecho de que Ubbe no sólo es uno más, sino que en ocasiones lidera la expedición, lo que es un muy buen detalle respecto a cómo se veía la infancia en la cultura nórdica. Lo más común, tal como podemos apreciar en el episodio, es que se les tratase como a pequeños adultos, haciéndoles partícipes de las funciones de estos. Se trata de individuos útiles en sí mismos y cuya relevancia social se va fraguando desde la infancia, sobre todo para aquellos pertenecientes a contextos de élite.

Hvitserk liderando la persecución. Por cierto, ¡qué belleza de paisajes en las tomas aéreas!
Ubbe liderando la persecución. Por cierto, ¡qué belleza de paisajes en las tomas aéreas!

Para terminar con el capítulo, vamos a destacar tres aspectos en los que la serie ha trasladado a personas del siglo XX o XXI a la Alta Edad Media. Sí, les ha vestido más o menos y les ha puesto nombres rimbombantes, pero sus actitudes no dejan de ser propias de un británico de nuestra era. El primero de ellos es quizás el menos grave, puesto que se menciona «dejar caer las cartas como quieran» en alusión a dejar un hecho al azar. Bien, aunque el origen de los juegos de naipes es incierto, no se haría común en Europa hasta al menos 400 años después de la época de «Vikingos», con lo cual dicha frase no tiene mucha cabida.

Naipes de origen italiano. Fuente: acanomas.com
Naipes de origen italiano. Fuente: acanomas.com

El segundo aspecto, de vuelta en las islas británicas, nos ha parecido algo hilarante, incluso. Mientras se transmite el deseo de Judith de iluminar en una reunión con los grandes personajes eclesiásticos de Wessex, estos se encuentran bebiendo vino. Hasta que Prudentius lo escupe en el suelo. Los demás le miran alarmados, preguntándose como es que tan delicioso caldo no es del agrado del monje, a lo que este les responde que «en su tierra no se tragan el vino al catarlo». Señores, que hablamos de una reunión de nobles sajones en el siglo IX, ¡no de una fina cata turística en el Burdeos de 2016!

Rec
Prudentius en plena cata. Recordemos que «Vikingos» tiene ciertas aspiraciones de historicidad, no se trata de un cómic de Asterix en el que se satiriza sociedades actuales a través de sus antepasados.
enemigo
El final del capítulo es más o menos así.

Os estaréis preguntando porqué hemos puesto un fotograma de «Enemigo a las puertas». No, ni nos hemos vuelto locos -no mucho más- ni se nos ha colado. Pero ese fotograma sería bastante válido para la secuencia final del capítulo. Sin desvelar el resultado, podemos ver un ataque de soldados de Wessex a una fortaleza de Mercia, ambos perfectamente uniformados -para que hasta el espectador más simple pueda distinguirlos-, y en el que los atacantes pillan por sorpresa a los defensores ocultándose en los árboles. Supongamos que en Mercia andaban algo pobres de táctica militar y se les olvidó mandar exploradores en un contexto en el que se preveía un ataque -tras una evidente provocación-, ¿pero también se les olvidó despejar ese bosque que había crecido a tan sólo unos metros de la muralla? Fijaos en Juego de Tronos, aún lejos de la Historia, en ocasiones muestra comportamientos más históricos: parte de la Guardia de la Noche debe dedicarse a mantener el bosque a distancia del Muro, si por falta de efectivos esto no es posible, ya se encarga George R. R. Martin de que tenga sus consecuencias. Por sacar el lado positivo a la secuencia, destacaremos el valor que se le confiere a los rehenes nobles, importantes piezas en el ajedrez de sucesiones y por ello algo bastante común en el medievo.

Soldados de Wessex se acercan sigilosamente a la cutremuralla de Mercia.
Soldados de Wessex se acercan sigilosamente a la cutremuralla de Mercia.

Así, de vuelta en «Vikingos», debemos recordar que en el resto de la serie han cuidado los detalles bélicos con bastante más mimo; baste recordar el aspecto sucio y desaliñado tanto de ropajes como de formaciones vikingas, más allá del muro de escudos… creemos que los espectadores se merecen algo más de esfuerzo en esta cuarta temporada, en la que se ha bajado el listón tanto con la trama como con la ambientación. Nos quedamos con algo positivo de toda esta escena, y es el valor que se le otorga a los rehenes nobles, sobre todo en el caso de herederos a títulos de importancia, ya sean mujeres o niños.

Por Alberto Hoces-García y Carlos Moral García.

3 pensamientos en “Matar a la reina (Vikings 4×02)

  1. […] para encontrarse a sí mismo, aunque encuentra algo más… Tal como hicimos en el primer y segundo capítulos de la temporada, no vamos a profundizar tanto en la trama como en los aspectos […]

  2. Desde luego. Tampoco es tanta exageración, cada vez introducen más elementos anacrónicos para darle espectacularidad… en mi opinión, se están cargando un gran pilar de la serie.

  3. Sin olvidar que los cascos de los soldados de Wessex parecen borgoñotas de los siglos XVI y XVII. Con una pizca de exageración, «Vikingos» me recuerda está temporada a «Da Vinci’s demons», que hasta tiene guardias civiles con tricornio. He dicho que exageraba, que conste. Gracias por toda estainformación. Un saludo.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.