«En esta entrada recordamos la publicación original de Historia con imágenes, publicada el 26 de mayo de 2017, por Luis Vallejo Casillas, sobre los balleneros vascos y su historia»
Sabemos que antiguamente la ballena atlántica abundaba por el Golfo de Vizcaya y, como es natural, eran aprovechadas por los hombres de mar por los múltiples recursos que aportaban, primeramente alimento, claro. Sabemos que en 1095 se otorga a Bayona la autorización para vender carne de ballena. Alfonso VIII el 13 de diciembre de 1200 expide un documento por el cual Motrico hace donación de una ballena al año a la Orden de Santiago. En la carta de Confirmación de Zarauf, 28 de septiembre de 1237, Fernando III el Santo, reservaba para sí una porción de carne de ballena de las que se cogiesen en la ciudad, hablamos, pues, de un tributo anual. La carta de confirmación del fuero de Guetaria, de mediados del s XIII, decía que la primera ballena que se cogiese sería para el rey. El litoral vasco estaba salpicado de atalayas desde las que se vigilaba a la búsqueda de ballenas. Cuando el atalayero veía resoplar algún ejemplar encendía una fogata. En el pueblo se avisaba rápidamente del hecho y todos se movilizaban frenéticamente para lanzarse al mar a por la presa. Los hombres embarcaban en Pinazas, grandes embarcaciones con las que se podían hacer viajes por mar, y embarcaciones más pequeñas, como chalupas, con las que acosaban a los animales. Leer más