Guardiamarinas, 1717-2017 es una exposición que lleva presente en el Museo Naval de Madrid desde el 6 de abril de este año y que va a ser visitable hasta el 29 de octubre. No es una exposición a la que se haya dado mucho bombo, creo yo. No está, por ejemplo, en el folleto que el ayuntamiento reparte mensualmente con información de exposiciones temporales (esmadridmaggazine). Aun así, es una exposición que merece la pena visitar. Al menos para los amantes del mar.
La exposición empieza con un preludio de la historia de los Guardiamarinas. En ese preludio se dan unas ligeras pinceladas de lo que supusieron la Casa de Contratación y el Real Colegio Seminario de San Telmo (ambas en Sevilla). Tras destacar la importancia de la ciencia naval en la Monarquía Hispánica en el siglo XVI, muy en relación con la importancia de la Casa de Contratación, se hace hincapié en el retraso que en la misma sufrió la ciencia naval en el siglo XVII. Podría decirse que se da una de cal y otra de arena en esa introducción, aunque a mi parecer no se explica cómo coexisten ambas cosas. Por otro lado, el último panel de la introducción histórica me dejó con la mosca detrás de la oreja por una frase: “nuestros desastres navales”. Nuestros… ¿de quién? El visitante, al leer los carteles, no debe ver ningún partidismo. “los desastres navales de la Monarquía Hispánica” podría haber sido una buena solución. El caso es que por esta frase tan pequeña me quedé toda la exposición pensando en cómo afrontaría la misma un ciudadano sudamericano que no se sienta identificado con España (sin duda ese nuestros evoca, dado su tiempo presente, a España) pero cuya tierra pertenecía en aquella época a quienes sufrían esas derrotas. Incluso, cuando vi por primera vez el vídeo de la sala principal la frase me afectó a la interpretación que hice del mismo. Genera, entiendo, mucha confusión.
Al entrar en el cuerpo de la exposición nos da la bienvenida un retrato del rey Felipe V, que da paso a que José Patiño, creador de la Compañía de Guardiamarinas y activo reorganizador de la Armada del reino. Se nos explica la influencia de ambos en la Armada, no sólo con acciones directas sobre su funcionamiento, sino impulsando sectores como el de la industria militar. Y siguiendo a esto se nos habla del progresivo crecimiento de la Armada, al desarrollarse el Colegio de Cirugía de la Armada, el Real Observatorio así como los Cuerpos de Artillería e Ingeniería. Junto a estos elementos, más convencionales, un apartado dedicado a una historia más social (al hablarnos de las condiciones de ingreso en la compañía) y, luego, un apéndice sobre la recuperación de la ciencia naval. Todo esto, en realidad, muy relacionado entre sí. La sala termina con un video en una salita lateral. Ese video incluye una narración de lo que supuso en distintos aspectos la creación de la compañía, siendo el narrador, aparentemente, un hombre del XVIII con un lenguaje moderno.
Tras esta primera sala se entra en una segunda donde el centro es el siglo XIX: la participación de los guardiamarinas en la Guerra de la Independencia, la evolución de las condiciones de ingreso, las nuevas escuelas (y sus cierres) o los arsenales de El Ferrol, Cartagena y San Fernando. Para finalizar, la exposición resume brevemente los siglos XX y XXI (o lo que llevamos de él), dejando por tanto que el protagonismo sea para el siglo XVIII.
De todo esto creo que es muy a destacar el material que se muestra. En especial los modelos y maquetas. Resulta impresionante, sin duda, la maqueta en torno a la cual parece organizarse la sala del siglo XIX. También creo importante valorar positivamente el espacio que se le ha dado a la historia social, que sin convertirse en protagonismo tiene un papel relevante. La inclusión en la sala principal de cuadros que ayudan a identificar a los principales actores de esta función en el siglo XVIII es algo que puede ayudar a asentar en la memoria todo lo leído, que no es poco y era de calidad.
Como última crítica positiva quiero valorar muy positivamente, y no sólo positivamente, el catálogo de la exposición. Un buen libro, con buen papel, edición muy cuidada y, sobre todo, un contenido magnífico. Además, a un muy buen precio: 15€. Me dio lástima no tener ni un hueco en mi estantería, aunque quizás pueda ser un buen regalo a la biblioteca del barrio. Y aunque el lector no compre el libro sí le aconsejo que le eche un ojo antes de acceder a la exposición. Principalmente porque le dará una idea de en qué orden seguir la visita.
A pesar de todo lo bueno que tiene, creo que sería bueno que todos los carteles tuvieran, al menos, un resumen en inglés. El tiempo que pasé en la exposición me dio la sensación de que no eran pocos los turistas (y en especial británicos) que pasaban por ella. Aun así, es una exposición que merece la pena visitar, tanto para quien no conoce la institución, como para quien sí la conoce, al combinar unos contenidos amenos pero suficientes con esos modelos y maquetas tan interesantes.
Por cierto, padres y madres. ¡Atención! ¡No os perdáis las actividades que el museo organiza para las familias! No dudéis en pedir información al ir al museo o, a ser posible, antes de ir (por aquello de organizaros). Tenéis la información básica aquí.
JOSÉ MANUEL MORENO-AURIOLES CABEZÓN