Entrada original de MediPiratas
Hoy publicamos una entrada de MediPiratas dedicada a los vientos del Mediterráneo, en la que hablamos de los nombres que reciben según su intensidad. Atentos porque esta entrada tiene mucha utilidad. Incluso diaria, si somos de los que ven el tiempo después de comer.
Como en estas entradas tratamos terminología de corte muy tradicional, es importante señalar que las voces empleadas para señalar los vientos eran subjetivas hasta que se normalizaron en el siglo XIX. Por ello, un mismo término podía significar dos intensidades distintas según quién, dónde y a bordo de qué se empleara. Esto continuó siendo así hasta que a lo largo del siglo XIX se fue implementando la Escala de Beaufort, que asoció en un primer momento doce intensidades de viento según los efectos que tuviesen en las embarcaciones. Posteriormente, a cada una de ellas se le fijaría una velocidad marcada por anemómetro, quedando así objetivizadas las intensidades ventosas.
Sin más, comencemos a ver algunos de estos términos -para los que quizás la Escala de Beaufort que colocamos aquí a la derecha os sea de utilidad:
Afortunado: Entre temporal y borrasca.
Sí, nuestros marítimos antepasados eran unos cachondos unos cínicos. Obviamente, si uno volvía a puerto tras haber sufrido un viento de tamaña intensidad podía apelar a la buena suerte para denominarlo, sin duda.
Blando: Entre bonacible y fresquito.
Esta voz es menos socarrona que la anterior, hay que admitirlo. No todos los vientos iban a ir con segundas, ¡sería un auténtico lío! Pero os hemos prometido que habría algo de lo que presumir todos los días a las 15:00…
Borrasca: Equivale a temporal en su límite alto, con el matiz de violento. Ahora cuando el hombre del tiempo hable de «borrascas el jueves por la mañana en la costa gallega» ya no os vendrán a la cabeza sólo las imágenes del cielo nuboso. Efectivamente, en el mundo del mar una borrasca significaba poco menos que un huracán, por lo que su etimología no sorprende demasiado si la examinamos con detenimiento. Si recordáis los vientos del Mediterráneo – y si no lo hacéis, echadle un ojo -, el maestro es el viento del norte en este mar, caracterizado por la violencia con la que lo azota; por lo que no es de extrañar que los romanos utilizasen el término boreas para referirse a un viento borrascoso. ¿Que qué significa boreas y qué tiene que ver con el maestro? Sencillo, boreas provenía del griego βορέας, que significa norte. Boreas > Norte > maestro > viento extraordinariamente fuerte. Pasemos ahora al extremo opuesto:
Calma muerta: Lo mismo que Calma chicha. La absoluta falta de viento, sin percibirse un soplo, y la plena tranquilidad del mar. Corresponde a la actual calma, con velocidad de viento 0 m/s. Es curioso observar que, si recurrimos a la RAE para encontrar el significado de chicha, esta nos devuelve múltiples acepciones alejadas del mar; por lo que la segunda de la entrada calma chicha es la única que podemos rescatar como asociada a este no-viento. Significa pereza o indolencia, que más o menos es lo que siente sentiría una embarcación de vela al encontrarse en calma chicha.
Pero estamos hablando de vientos casi huracanados y de calmas absolutas, ¿qué pasa con los buenos vientos? ¿Acaso no existen? Pues sí, hoy vamos a despedirnos con uno y el próximo lunes continuaremos con más, que hay cantidad y ya se sabe, mejor despacito y con buena letra.
Próspero: Viento que permite un buen andar al buque, sin incomodar por la mar ni tener que estar pendientes de la maniobra. Viento entre lo que hoy llamaríamos bonacible o fresiquito.
A una definición tan clara hay poco que añadir, contando además con que otra denominación de este viento es felicísimo. Las cosas claras, y los nombres también. Es obvio que a los navegantes les pirraba un viento de esta intensidad por lo cómoda que hacía la navegación.
Y felicísimos nos marchamos de Términos Navales hasta el lunes que viene, sabiendo un poco más sobre cómo soplan los no siempre amables aires del Mediterráneo. Buena mar.
Por Alberto Hoces-García.
Serie «La intensidad de los vientos» | La intensidad de los vientos (I), La intensidad de los vientos (II).
Diccionarios utilizados:
- FONDEVILA SILVA, Pedro. Diccionario español de la lengua franca mediterránea, Murcia: Fundación séneca – Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia, 2011.
- DRAE, Diccionario de la lengua española, Real Academia de la Lengua Española [recurso en línea, consultado el 01/11/2014, disponible en DRAE].
Nota: todas las entradas de diccionario que no lo indiquen expresamente son parte del Diccionario español de la lengua franca marinera mediterránea del CN Pedro Fondevila Silva, que podéis encontrar aquí. Se trata de una obra digna de admirar y que resulta magnífica para comprender cualquier aspecto marítimo del Mediterráneo.