La batalla de El Callao (1866)

El 2 de mayo es fecha resonada en España por el levantamiento de los madrileños contra las tropas napoleónicas. Sin embargo, nosotros vamos a centrarnos en otro asunto: la batalla de El Callao. Este año se cumplen 150 de aquella batalla, que pasa por la historia de España sin pena ni gloria pero de la que se pueden decir muchas más cosas de lo que parece.
Lo primero a señalar es que tal batalla es el colofón a la conocida como “Campaña del Pacifico”. Esta campaña no era más que una expedición que zarpó de Cádiz en 1862, bajo mando de Luis Hernández Pinzón y Álvarez, quien era General de la Real Armada española. La misión, como otras muchas de aquella época, era de carácter científico y, por tanto, pacífico. Tras llegar hasta San Francisco, objetivo final de la escuadra, hicieron escala en El Callao en el tornaviaje. Ocurrió entonces que hubo un conflicto en el que se vieron implicados unos españoles residentes en Talambo (Perú), falleciendo uno de ellos y resultando heridos varios individuos. En esta situación, Pinzón consideró que no hubo situación de justicia para los ciudadanos españoles y recaló en aguas chilenas a la espera de recibir instrucciones de Madrid. Tras una serie de líos diplomáticos (especialmente la negativa a recibir al comisario enviado por Pinzón a parlamentar con las autoridades peruanas) los españoles decidieron ocupar y ocuparon las islas de Chincha, grandes productoras de guano y una de las principales fuentes de riqueza del Perú.
Cómo no, este hecho tuvo consecuencias distintas de las deseadas. En primer lugar, Pinzón fue destituido por su conducta, nombrándose en su lugar a José Manuel Pareja y Rodríguez Septién (de origen limeño). Irónicamente el gobierno no consideró mala conducta la ocupación de las islas, la cual mantuvieron. Por otro lado, la escuadra fue incrementada. Si constaba de dos fragatas medias de hélice y una goleta, ahora se añadían otras dos fragatas medias de hélice, una gran fragata de hélice, una fragata blindada y una goleta de hélice. Y, en tercer lugar, Chile mostraría su apoyo a su vecino continental a través de diversas disposiciones comerciales, considerando “contrabando de guerra” el abastecimiento de carbón a las naves españolas, e incluso más tarde apresando la goleta de hélice española. Tras este apresamiento, por cierto, Pareja se suicidó por la deshonra que la pérdida suponía y tomó el mando el brigadier Méndez Núñez.

Brigadier Méndez Núñez. Fuente: http://periodoliberalcamila.blogspot.com.es/2010/11/guerra-con-espana.html
Brigadier Méndez Núñez. Fuente: http://periodoliberalcamila.blogspot.com.es/2010/11/guerra-con-espana.html

Tenemos, por lo tanto, las claves de la cuestión: cambio de mandos en la flota española; aumento de la potencia de fuego de la misma; e intromisión de Chile con su Armada en el conflicto hispano-peruano. Entre tanto, por cierto, una revolución en Perú impulsa al poder al Coronel Prado, quien se oponía al diálogo que, avanzado el proceso, entabló el General Juan Antonio Pezet. Tras el triunfo de Prado, éste firmaría una alianza defensiva con Chile que se completaría con una declaración de guerra por parte de ambas potencias.
En esta situación Madrid ordenó a Méndez Núñez hostigar los puertos chilenos y peruanos para vengar la pérdida de la goleta. El brigadier desaprobaba la decisión por dos cuestiones: consideraba que generaría odios hacia la Armada española; y temía la intervención de las flotas británica y estadounidense, amarradas en Valparaíso. Cuando, el 31 de marzo de 1866, Méndez Núñez se dispuso a bombardear la desprotegida ciudad —que había prescindido de su defensa artillera—, los anglosajones se retiraron antes de entablar combate. Tras este bombardeo se sumaría a la flota una nueva fragata bajo mando del Capitán de Fragata Sánchez Barcaíztegui y pondrían rumbo a El Callao. Este puerto, al contrario que Valparaíso, estaba fuertemente defendido con entre 50 y 100º piezas artilleras, cinco buques, gruesos muros y numerosas minas marinas. A pesar de todo esto, Méndez Núñez, cumpliendo con las órdenes y consciente de su superioridad en cuanto a número de piezas artilleras, empezó el bombardeo en el mediodía del 2 de mayo de 1866. Sin perder ningún barco, aunque sí 43 hombres, la Escuadra del Pacífico eliminó todos los cañones salvo tres de las posiciones enemigas, retirándose al llegar la noche.

Tras esta batalla se produjo una larga calma tensa entre las tres potencias. Los dos aliados sudamericanos, así como España, trazaron distintos planes que no llevaron a término en ningún caso, hubo pequeñas capturas de buques… Pero no ocurriría ningún hecho de importancia más que la firma del armisticio ya en 1871 y de las paces bilaterales en 1879 (Perú) y 1883 (Chile).
Dicho esto, algunas consideraciones para reflexionar:
1- La Campaña del Pacífico vino a continuación de una serie de hechos: la expedición de Prim en México en el marco de la alianza con Francia e Inglaterra para imponer a Maximiliano (1861); la anexión de Santo Domingo (también en 1861); el inicio de las guerras de Marruecos con la aventura de O’Donnell (1859-1860); o, simplemente, la ampliación y mejora de la Marina de Guerra y del Ejército de Tierra realizados por el propio O’Donnell. Todo esto pudo hacer temer un intento de reconquista de las repúblicas sudamericanas por parte de España y generar, así, reacciones agresivas de las mismas repúblicas. Temor que se reforzó con la ocupación de las islas guaneras.
2- Es famosa la cita de Méndez Núñez de “Más vale honra sin barcos que barcos sin honra”. Una frase que, ni es la que pronunció Méndez Núñez, ni se sitúa en su debido contexto. La realidad es que esta frase forma parte de una respuesta a la orden de Madrid (“Más vale sucumbir con gloria en mares enemigos, que regresar a España sin honra ni vergüenza”), siendo la cita la siguiente:
“Destruiré Valparaíso aunque sea preciso combatir con las escuadras británica y norteamericana, que están aquí reunidas; y los barcos de su majestad católica se hundirán en estas aguas antes de regresar a España deshonrados. Realizaré de esta manera lo que la reina, el gobierno y el país desean: esto es, primero honor sin Marina que Marina sin honor”.
Entonces, la pregunta es: ¿Por qué es famosa esa frase? ¿Por qué no se contextualiza? Seguramente la respuesta a la primera es que la prensa de la época la destacaría, como era habitual, por sensacionalismo; que también al gobierno le interesaba, para exacerbar el nacionalismo. Y, probablemente, la respuesta a la segunda pregunta será que la frase, adecuadamente contextualizada, no cumpliría con esos fines sino, al contrario, pondría a la gente en contra del gobierno. Ahora bien, esto (que no dejan de ser suposiciones mías) es válido para aquella época pero… ¿pasados 150 años es lógico que siga siendo esa la versión “oficial”?

El Callao en 1865. Fuente: http://perusigloxix.blogspot.com.es/2013/07/puerto-del-callao.html
El Callao en 1865. Fuente: http://perusigloxix.blogspot.com.es/2013/07/puerto-del-callao.html

3- Por último, y aunque se pueden realizar numerosas reflexiones más, me gustaría señalar un dato. En Perú, en Chile, hasta en Bolivia y Ecuador (que aunque no participaron activamente de la guerra también la declararon), la Batalla del Callao es conocida y se suele interpretar como una victoria de las potencias sudamericanas frente al colonialismo hispano (argumento que redunda en lo dicho en el primer punto). Sin embargo, en España tiende a considerarse como una victoria española. Y, en realidad, todos llevan razón de alguna manera: España porque reparó su honor (¿un Estado tiene honor?), las repúblicas porque evitaron la invasión (¿cuál?)… Pero, ¿ganó alguien?
Y cierro el artículo resumiendo las reflexiones con otra reflexión: está claro que nunca podremos escribir la verdad, ya que no hay nadie omnisciente, los documentos para escribirla son incompletos (ni es posible recoger toda la información ni disponemos de toda la información) y, además, siempre tendremos nuestros propios condicionamientos ideológicos, culturales, etc. Esto nos obliga a ser siempre críticos a la hora de leer, siempre con una buena intención. Lo que no justifica es aquellas versiones de la historia que se escriben sobre la base de mentiras contrastadas, máxime ahora que gracias a internet disponemos de tanta información para ejercitar nuestra capacidad crítica.

 

Escrito por José Manuel MORENO-AURIOLES CABEZÓN

Bibliografía empleada:

CALLEJA LEAL, Guillermo G., «Madrid: de la noche de San Daniel al Cuartel de San Gil», Revista de Historia Militar, nº 90, 2001, pp. 107-186.

GARCÍA MARTÍNEZ, José Ramón, «La campaña del Pacífico (1862-1866). Algunos grabados de época», Revista de Marina, 1997, Chile.

PÉREZ GALDÓS, Benito, Prim. La de los tristes destinos, Espasa Calpe, Madrid, 2008.

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