Como dejamos dicho en el anterior artículo, la actividad de la flota republicana en la primavera de 1937 tuvo consecuencias internacionales negativas. El hecho de que los aviones rusos, además, confundieran al Deutschland con el crucero Canarias supuso que los alemanes bombardearan Almería y abandonasen definitivamente, junto a los italianos, la participación en la patrulla de control del Comité de No Intervención. Esto permitió a Franco solicitar nueva ayuda a los italianos, logrando el bloqueo de los pasos en torno a Sicilia y pudiendo efectuar raids de gran éxito con sus cruceros auxiliares. El apoyo directo italiano se retiraría a raíz de la Conferencia de Nyon (a la que, sin embargo, no acudieron ni Alemania ni Italia). Poco antes de la Conferencia, el día 7, se había producido un gran encuentro naval en el que la dirección de tiro del crucero Baleares quedó inutilizada por un disparo del Libertad, habiendo sido el crucero nacional el agresor, saliendo a interceptar un convoy de armamento. La Conferencia de Nyon obligaría a los franquistas a extremar el uso de sus propios barcos al haberse eliminado la posibilidad de una ayuda italiana (aquí una explicación sobre la Conferencia). Además, su capacidad efectiva de bloqueo se vería perjudicada por la prohibición añadida de que los barcos de bandera no española sólo podrían ser atacados estando en puerto republicano. Leer más
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En el anterior artículo habíamos hablado sobre los primeros días de la guerra y cómo quedó la relación de fuerzas tras los mismos. Hoy vamos a avanzar un poco más. Vamos a hablar de cómo se desarrolla la lucha por el Estrecho y por el Cantábrico. Marginaré, aunque no eludiré, la guerra en el Mediterráneo, para tratar de lograr una mejor explicación de cómo la guerra naval afecta a la guerra en tierra.
Decíamos en el artículo anterior que la relación de fuerzas favorecía en teoría a la República, pero en la guerra naval no sólo importan los barcos. En la lucha por el Estrecho los nacionales contaban con una ventaja considerable: bases en el mismo Estrecho. Los republicanos, descartadas Tánger y Gibraltar, carecían de bases en el Estrecho, y las más cercanas eran Málaga (base secundaria) y Cartagena. En esa situación la flota republicana tuvo que realizar un gran esfuerzo para lograr imponer el bloqueo al territorio nacional, obligando a Franco a establecer un puente aéreo para el traslado de sus tropas a Andalucía. El día 5 de agosto, sin embargo, Franco pudo organizar un convoy naval que, apoyado por la aviación ítalo-alemana y ante la ausencia de aviación republicana, logró su propósito de cruzar el Estrecho. Quedó abierta ya la posibilidad de trasladar tropas a la Península, dando una neta superioridad al Ejército sublevado. Los republicanos, conscientes de ello, siguieron intentando mantener el bloqueo y bombardearon posiciones, pero las dificultades ya enumeradas y la actitud de algunos gobiernos extranjeros impidieron que este bloqueo pudiera ser efectivo.
El 17 de julio se producía en Marruecos la sublevación de una parte considerable de la tropa y la práctica totalidad de la oficialidad del Ejército español. Al día siguiente, el golpe de Estado se extendía a otras partes del territorio español que no triunfando tampoco fracasó, dando lugar a una guerra civil. Dada la geografía española, el devenir de la guerra dependería en buena medida del control del mar. El abastecimiento de la población, la adquisición de armamento y material de guerra por parte de los ejércitos y, claro está, el control de determinadas regiones costeras iban a verse afectadas por la situación del mar. Todos estos son temas que trataremos en los siguientes artículos, limitándonos ahora a tratar los primeros días del golpe y el reparto de fuerzas.